Hacía mucho no escribía, y ahora que estoy revisando web y blog he retomado artículos que tenía escritos de hace tiempo y los reescribo para publicarlos por aqui
Cada vez tengo más claro que un buen acompañamiento en la maternidad es el que se dirige a las madres, en lugar de hacia los bebés.
Cuidar a una madre es cuidar a su hijo. Si las personas que acompañamos en la maternidad nos orientáramos hacia la madre, estableceríamos las buenas condiciones para que los hijos se desarrollen saludablemente. Es más probable que una madre descansada, cuidada, contenta y bien nutrida atienda las necesidades del bebé de forma responsiva (habilidad de respuesta sensible) que una madre sobrepasada, agotada, triste y decepcionada, por mucho amor que tenga que dar.
Ya en el embarazo y en el parto, las mujeres madres vivencian
una invisibilización por parte de muchos profesionales y del entorno en
general. Parece que sólo se atiende un cuerpo que alberga un bebé y debe ser
controlado según unos parámetros de peso y otras variables, el cuerpo contiene
un alma, un sentir, unas vivencias que necesitan ser escuchadas y validadas. La
madre necesita de un apoyo (especialmente si es su primer embarazo) y de menos
ruido para poder escucharse y escuchar a su hijo.
Es en el posparto cuando la orientación al bebé es más
clara… regalos para el bebé (el bebé es un ser humano que necesita
prácticamente sólo a su madre y a través de ella recibe cuidado, alimento,
calor, contacto, mirada y amor), visitas
al bebé incluso inmediatamente después de haber nacido, consejos sobre su crianza, recomendaciones
acerca de lo que el bebé necesita, etc. También en los entornos sanitarios a
veces se observan una orientación al profesional, en lugar de poner el foco en
la usuaria/paciente/madre, como ejemplo, muchos protocolos en el parto,
incluyendo la posición en litotomía, las intervenciones standard, incluyendo
los cálculos de FPP, los horarios de revisiones pediátricas, etc. Y también en
las instituciones/ciudades observamos como hay muy poca mirada hacia las
madres/padres/bebés, con barreras arquitectónicas, pocas ayudas y permisos que
no atienden a las necesidades de las familias, pocos lugares fáciles para ir
con bebés, poca información a las familias, etc.
Cómo sería un acompañamiento dirigido a la MADRE?
· Acompañamiento a la madre, mirándola a los ojos, preguntándola cómo está, qué necesita, qué la inquieta o si tiene miedos y preocupaciones. Dando el espacio para que la madre pueda mirar lo que la ocurre de forma tranquila y contenida, sin recibir consejos que desplazan su sabiduría interna y conexión con su hijo.
· Horarios adaptados a las madres a la hora de revisiones médicas, atención personalizada a nivel sanitario, posibilidad de resolver dudas, atención respetuosa a las madres y padres.
· Facilidades laborales para poder evitar el estrés, horarios flexibles, facilidades para amamantar o extraer la leche, tiempo anterior al parto con descanso y cuidado, etc
· Facilitar redes de apoyo, no solo virtuales, también presenciales, donde las madres y padres puedan estar con sus bebés en compañía de otros iguales. Lo ideal sería que hubiera redes locales para no tener que hacer mucho desplazamiento
· Mirada a las familias a la hora de planificar las ciudades, los barrios, los edificios, eliminando barreras arquitectónicas, facilitando espacios comunes, promoviendo la presencia del progenitor/bebé en actividades culturales o institucionales.
· Normalizando la posibilidad de regalar a la madre en lugar de al hijo, de apoyarla en su diario, concienciar que la madre no tiene que atender a las visitas/familiares, sino que ella va a necesitar un apoyo y una mirada
· Apoyo emocional de calidad en la maternidad disponible de forma gratuita
· Que la maternidad esté dentro de las políticas locales regionales y nacionales, que se escuchen las necesidades reales de las familias (permiso de maternidad hasta los 6 meses mínimo, ayudas en las excedencias, apoyos para madres que trabajan y que no trabajan, mayor apoyo a familias monoparentales y en situación de precariedad, etc), en lugar de las necesidades políticas.
Poner energía del puerperio en la vida cotidiana nos sana a
todos, nos recuerda de dónde venimos, cómo somos los humanos, cuales son
nuestras verdaderas necesidades y nos invita a caminar más lento, respirar más
profundo y disfrutar más de lo pequeño en la vida
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