Buenos días
Voy a abrir unos post acerca de los miedos más frecuentes durante el embarazo, el parto y por extensión en la maternidad, es un tema me apasiona, enlaza con el escaso entendimiento que tenemos del miedo y su función, la poca tolerancia con su convivencia y su escucha.
La invitación habitual que nos lanzan es a combatirlo, a destruirlo, a vencerlo, a eliminarlo, a esconderlo, a superarlo... y estoy transitando con la vivencia de transformar el miedo, que me acompañe, escucharlo, que me movilice, que me ayude, que me ayude a protejerme.
Y cómo muchos miedos actuales de las mujeres tienen taaanto que ver con el cómo vivimos, el impacto cultural y de lo que se "espera" de nosotras, del modelo médico en el que estamos cada día más inmersos, de la psicología y pedagogía de "recetas" y expertos que nos arrebata - y nos dejamos arrebatar- nuestro poder personal y nuestra sabiduría interior.
Así que empiezo con un miedo básico y muy frecuente en nuestro mundo controlado, aséptico y limpio, con relojes y horarios, con ideales e imagenes peliculeras sobre lo que "debería" ser...
EL MIEDO A LA PÉRDIDA DE CONTROL
Es un miedo que ronda durante el embarazo, vamos intuyendo que la llegada del bebé es mucho más que hacer las tareas propias de la crianza, que supondrá un cambio de vida, un giro importante en el centro de "control", dejaremos de ser dueñas de nuestro ocio, nuestro tiempo, incluso de nuestro cuerpo, y un bebé pequeñito marcará el ritmo de la vida cotidiana, nuestros horarios de sueño, de descanso, de ocio?, de relación.
Es un miedo a veces no nombrado para el parto, hay veces que esa demanda de no enterarse de querer atravesar la dilatación anestesiada, calmada, con todo a punto, de solicitar la intervención médica- parto medicalizado, cesarea, ginecólogo conocido, etc- para que esté "todo controlado" es como si nos dijéramos: si en este acontecimiento-el parto- no puedo tener el control se lo doy a quien confío- el ginecólogo, la matrona- que hagan lo que tengan que hacer para que tenga el bebé y todo esté vigilado y no haya ningún riesgo, ningún suceso no planificado, no deseado...
Así que el parto no es muy diferente a lo que vivimos a diario, hemos dejado de escuchar al cuerpo y necesitamos máquinas y "expertos" que nos avisen de cuando estamos embarazadas, cuando estamos enfermas, que necesitamos descanso o qué alimentos nos sientan bien y necesitamos comer- el cuerpo nos da señales claras si entrenamos nuestra oreja interior y creamos un espacio de escucha.
La vida es impredecible, incontrolable, fluye como un río y nosotros queremos poner presas para controlarla, para planificarla y encajonarla.
Este es un miedo tan generalizado que a veces lo vemos a través de los demás, en la incomodidad a ver una mujer en pleno trabajo de parto, aullando, gimiendo, a cuatro patas, fluyendo con su cuerpo, plena en su poder. En los consejos a una madre para que "calle" a su bebé, en los miedos a no tener un embarazo muy controlado a parir en otro lugar que no sea un hospital, en la invitación a sustituir la lactancia por biberones cada x horas, en los miles de cachivaches que nos venden para vigilar la bebé, para estimularle, para que se duerma, para que no llore...
El miedo a perder el control de la vida, del cuerpo, del tiempo, de la "personalidad" lleva consigo una falta de confianza, una cerrazón a lo que fluye, a lo espontaneo, a los cambios.
Así que transformando este miedo, que quizás nos habla de nuestra necesidad de conservar alguna parcela para nosotras, de la necesidad de estar informada, de la necesidad de cambiar viejas creencias, de prestarnos atención y respeto y no estar tan orientadas al exterior-al qué dirán-, que quizás conecta con otros miedos viejos - a tomar la responsabilidad y las riendas de mi vida y mi cuerpo, miedo al rechazo y al juicio, a la incomodidad y el esfuerzo, miedo al dolor, miedo al misterio de la vida, sus cambios e incertidumbres.
Y si podemos transformar el miedo, escucharlo para aprender de él, convivir con la sensación pero sin inmovilizarnos, tomando la mejor decisión con determinación y si no se puede hacer más permaneciendo abiertas a lo que tenga que venir, confiando en la vida y en nuestro cuerpo y sabiduría instintiva... será una preciosa oportunidad-una más- que nos es dada para crecer y abrir nuestro corazón.
Un abrazo
Isa
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¿Qué es el Puerperio?
Según la RAE el puerperio se define como el Periodo que trascurre desde el parto hasta que la mujer vuelve al estado ordinario anterior a la gestación. La definición médica nos cuenta que es el periodo que comprende desde el final del parto hasta la normalización de los cambios fisiológicos producidos durante el embarazo.
¿¿Alguna vez volveremos al estado “ordinario” anterior a tener a nuestro hijo?? ¿Realmente los cambios producidos sólo son fisiológicos o algo cambia en nuestro ser, en nuestra alma, cuando somos madres? ¿El puerperio termina realmente a los famosos 40 días?
Te propongo olvidarnos del tiempo físico, acercarnos al tiempo emocional donde nos encontramos mamá-bebé, rechazar la invitación a volver a ningún estado ordinario y adentrarnos en este periodo fusión madre-hijo, cuya duración hay que descubrir y valorar de nuevo, compartir nuestros miedos, nuestras aventuras y descubrimientos.
FELIZ INMERSIÓN!
¿¿Alguna vez volveremos al estado “ordinario” anterior a tener a nuestro hijo?? ¿Realmente los cambios producidos sólo son fisiológicos o algo cambia en nuestro ser, en nuestra alma, cuando somos madres? ¿El puerperio termina realmente a los famosos 40 días?
Te propongo olvidarnos del tiempo físico, acercarnos al tiempo emocional donde nos encontramos mamá-bebé, rechazar la invitación a volver a ningún estado ordinario y adentrarnos en este periodo fusión madre-hijo, cuya duración hay que descubrir y valorar de nuevo, compartir nuestros miedos, nuestras aventuras y descubrimientos.
FELIZ INMERSIÓN!
martes, 14 de junio de 2011
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