De nuevo cuelgo este artículo de Laura Gutman, corresponde al newsletter de Enero, así que está recientito... y me toca de cerca porque mañana vuelvo al trabajo, después de unas laaaargas vacaciones, casi de colegio!!. Y me recuerda que aunque no creo que los niños necesiten sólo calidad, no cantidad de tiempo, en estos momentos de necesidad de trabajar, de no poder optar por un tipo de vida más acorde a lo que pensamos y sentimos como mejor para criar a nuestras hijas... pues la opción de la calidad cobra un significado consolador... ya que no puedo convivir con mis hijas más horas, ya que no puedo disfrutar de la mañana y acoplarme a su ritmo sin reloj... pues al menos, tratar de disfrutar y enriquecer el tiempo en el que estamos juntas. Y no sólo enriquecer la mente (con actividades, conversaciones, descubrimientos), sino el alma, a través del contacto físico, de la mirada, de la presencia incondicional (que valioso y que dificil el simple ejercicio de estar sentada al lado de mis hijas mientras juegan, presente, sin intervenir, a no ser que me lo pidan expresamente, apoyando y validando su juego y su experiencia y maravillandome de su inocencia y su alegría), las emociones compartidas...
Así que me incorporo este propósito de nuevo año, que em durará al manoes unos días ;-) de tratar de estar más presente, de ofrecer más mamá a mis hijas y de saborear cada momento que pasamos juntas, más allá del cansancio y de las circunstancias del diario...
FELIZ AÑO DE CORAZÓN Y QUE NUESTROS SUEÑOS Y PROPÓSITOS SE DESPLIEGUEN CON NUESTRA ENERGÍA Y NUESTRO CARIÑO.
Isa Red de Mar
Maternar y trabajar
Solemos creer que maternidad y trabajo son incompatibles. Sin embargo no importa si trabajamos o no. Importa saber si logramos fundirnos en las necesidades de los niños pequeños en relación al contacto corporal, el cobijo, la lactancia, los brazos disponibles, la mirada, la quietud y la presencia durante las horas que sí estamos en casa, incluyendo la noche. Siempre es posible seguir trabajando, si es nuestro deseo o nuestra necesidad, sin que el niño tenga que pagar los precios del abandono emocional. Con frecuencia utilizamos el trabajo como refugio y excusa perfecta para no someternos al vínculo fusional con los hijos. En cambio otras veces nos lanzamos a ese misterioso universo sin tiempo y sin bordes que es el contacto corporal permanente con los niños pequeños, sabiendo que esa hazaña es invisible a ojos de los demás, y que en ese territorio no recibiremos reconocimiento ni apoyo.
El problema no es el trabajo. El problema es la vuelta a casa. Pensemos cuántos minutos por día le dedicamos -de verdad- a la satisfacción pura de nuestros hijos traducida en piel, olor, leche, fluidos, abrazos y palabras llenas de sentido.
Cuando regresamos a casa, el niño que ya nos ha esperado con infinita paciencia siente que, ahora sí, ha llegado la hora de estar con mamá. A partir de ese momento merece ser resarcido, colmado de caricias, tiempo, abrazos y sonrisas y también merece recibir respuestas a sus reclamos legítimos ya que ha esperado estoicamente el regreso de su madre. Si somos capaces de delegar todo lo demás una vez que hemos regresado a casa, si comprendemos que no hay nada urgente más que nutrir a nuestro bebe de caricias y leche, entonces el trabajo no será un obstáculo para el vínculo amoroso entre la madre y el niño.
Laura Gutman
Redes de Madres, Acompañantes y recién nacidos Apoyo en la maternidad, embarazo, parto, posparto y crianza
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¿Qué es el Puerperio?
Según la RAE el puerperio se define como el Periodo que trascurre desde el parto hasta que la mujer vuelve al estado ordinario anterior a la gestación. La definición médica nos cuenta que es el periodo que comprende desde el final del parto hasta la normalización de los cambios fisiológicos producidos durante el embarazo.
¿¿Alguna vez volveremos al estado “ordinario” anterior a tener a nuestro hijo?? ¿Realmente los cambios producidos sólo son fisiológicos o algo cambia en nuestro ser, en nuestra alma, cuando somos madres? ¿El puerperio termina realmente a los famosos 40 días?
Te propongo olvidarnos del tiempo físico, acercarnos al tiempo emocional donde nos encontramos mamá-bebé, rechazar la invitación a volver a ningún estado ordinario y adentrarnos en este periodo fusión madre-hijo, cuya duración hay que descubrir y valorar de nuevo, compartir nuestros miedos, nuestras aventuras y descubrimientos.
FELIZ INMERSIÓN!
¿¿Alguna vez volveremos al estado “ordinario” anterior a tener a nuestro hijo?? ¿Realmente los cambios producidos sólo son fisiológicos o algo cambia en nuestro ser, en nuestra alma, cuando somos madres? ¿El puerperio termina realmente a los famosos 40 días?
Te propongo olvidarnos del tiempo físico, acercarnos al tiempo emocional donde nos encontramos mamá-bebé, rechazar la invitación a volver a ningún estado ordinario y adentrarnos en este periodo fusión madre-hijo, cuya duración hay que descubrir y valorar de nuevo, compartir nuestros miedos, nuestras aventuras y descubrimientos.
FELIZ INMERSIÓN!
miércoles, 7 de enero de 2009
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