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Dibujo: Leah Dorion |
Este oficio de madre va evolucionando con el tiempo de las
criaturas. Es un lugar a tiempo completo durante los primeros meses de crianza,
que agota y también llena, de ahí el peligro de no soltar y quedarnos atrapadas
en la carcasa de la madre más tiempo del necesario.
Este tiempo de primera crianza es como un periodo de base,
de nutrir la tierra, de ararla y prepararla, si esto no se hace, si no se ofrece
a la criatura amor, cuidado y presencia, el terreno puede no estar bien preparado
a lo que venga después, es como poner los cimientos de una casa. Este periodo
es poco vistoso en el sentido de que el trabajo de vínculo, de apego, nutritivo,
está invisibilizado y poco valorado y apoyado. Esto, unido a la inmensidad de
la tarea hace que estos tiempos de maternidad sean intensos y a veces muy
duros.
Cada madre aporta lo que es, en este periodo primero, su capacidad
de darse, su presencia, su forma de estar en el mundo. El margen de maniobra para hacer algo
diferente (por ejemplo, estar más presente o tener más paciencia, o más entrega
con el bebé) es pequeño. Es meter el ESFUERZO, el FORZAR en una relación que
está basada en compartir en lo que uno es, con las partes nos gustan y con las
que no. Es obligar/nos a dar más delo que podemos/tenemos, con lo cual este
empeño está condenado al fracaso a medio plazo y peor aún a que aparezca la
culpa y el resentimiento. Es poner más
presión en un momento en que hay poco espacio para una misma, en un momento en
que hay poco descanso, cuidado y ocio personal.
Poder DESCANSAR en la madre que una es, especialmente para
aquellas mujeres que eligen una crianza con apego, poder ACEPTAR quien soy en
este momento, poder ESCUCHAR mis necesidades, aunque en este momento no pueda
satisfacerlas es muy importante. Para mi el concepto “madre suficientemente buena”
acuñado por Winnicott me resulta bálsamo y antídoto ante la exigencia
desmesurada – a veces de forma sobre humana- y la búsqueda del ideal poco real
de la “buena madre”
Como en todo proceso de crecimiento orgánico, las
velocidades no son lineales ni homogéneas, el vínculo madre/bebé, va cambiando y
trasformándose con el tiempo y esta atención estrecha y cuidado nutricio cambia
de forma e intensidad conforme el hijo va creciendo.
Aparecen nuevos retos y nuevos lugares que visitar.
Como comentaba una madre en el grupo de apoyo que facilito…es
como pasar a otro escenario cuando ya le has cogido el truco al momento actual, y estar cambiando constantemente.
Si hay una tarea que comienza en nuestra andadura como
madres y que continua es la de estar en contacto con la duda. ¿Qué hago? ¿Lo estaré
haciendo bien? Estas preguntas son terribles ya que dan a entender que hay una
respuesta correcta y otra incorrecta, si como criar a un humano fuera como
resolver un examen y encontrar la solución a un problema.
No hay respuesta
concreta, es variable en función del niño, la madre, la situación, el momento, y
cuantas variables más. Y qué tentación de poder apaciguar la duda, el miedo debajo
de la duda, que se despliega a veces como fantasía catastrófica con poca base de
realidad, de ahí que abunden los expertos, los libros de crianza y los consejos
bienintencionados que tratan de apaciguar este susto
Y si en lugar de salir corriendo del estado de duda pudiéramos
abrazarlo y aceptarlo como un lugar propio de la maternidad? Como una invitación
a no dormirnos, a estar en la cresta de ola, en el cambio, abiertas y atentas a
lo que pide el momento y poder tener la confianza de decidir lo más adecuado en
cada momento. De poder escuchar el miedo y revisar si tiene realidad y
fundamento y hacer algo con lo real (ocuparse no preocuparse)
La duda como una señal de estar conectadas con la incertidumbre,
el no saberlo todo, ni falta que hace, y aun así poner el corazón y el alma en
seguir adelante sin parálisis y sin saber qué pasará- la sabiduría de la
inseguridad, diría Alan Watts.
En esta metáfora de la siembra, es como visualizar la tarea
de maternar, de educar como una siembra en la oscuridad, como plantar la simiente
sin tener la certeza de si crecerá y cómo lo hará. Haciéndolo lo mejor posible,
conscientemente. Tal y como vivimos, caminamos sin conocer el camino que se
abre y no por ello dejamos de hacerlo.
La tarea educativa y de acompañamiento tiene poco de certezas
y resultados rápidos a corto plazo. Es más bien un estar ahí, sin asustarnos
demasiado, sin saber mucho y con la guía del cuerpo y del corazón. Es un
confiar en el otro y poder desplegar una forma de ver y oír especial, más
profunda, más allá delas palabras y de lo superficial que se muestra.
Es una tarea de ritmo orgánico lento y cíclico, tal y como respetamos
el crecimiento de las plantas sin forzarlas ni tirar de ellas para que crezcan
más rápido, de periodos de acelere y otros de latencia.
De alguna forma criamos como vivimos, en la confianza de que estas vivencias nos
ayudarán a aprender, nos marcarán el camino de vuelta a casa, que suele estar
muy cerca de nuestro corazón.
Buen tiempo de siembra.
5 comentarios:
Gracias por este artículo Isabel. El corazón asiente cuando lo leo, y lo más bonito es que también descansa... de tanta presión autoimpuesta, tantas dudas, tanta culpabilidad... qué bueno dejarnos estar algún rato, decirnos de verdad "ya está... todo está bien...". Aceptarnos. Confiar y dejar correr el agua un poco más. Soltar al fin y al cabo. La siembra no conoce de rapidez.
Un abrazo
Que artículo más bello y profundo Isa. Cuanta sabiduría detrás. Cuantas capa tiene este escrito para ir ahondando, profundizando, descubriendo. Me llega tanto lo del 'no-saber' como forma de sabiduría... Gracias bella por escribir algo que parece salido de las entrañas, y también del alma.
Gracias Isabel por este artículo!! Al leerlo abrazo lo vivido,continuo aceptando la incertidumbre de lo plantado,vislumbro los brotes de la siembra y el camino a casa va cobrando calor y color por lo vivido.Suelto con fe en cada brote vislumbrado y confianza en la inteligencia suoerior que nis guia.
Buen camino de vuelta a la casa madre ;)
Un abrazo cálido
Gracias Isabel por este artículo!! Al leerlo abrazo lo vivido,continuo aceptando la incertidumbre de lo plantado,vislumbro los brotes de la siembra... y el camino a casa va cobrando calor y color por lo vivido.
Suelto con fe ,en cada brote vislumbrado ,y confio en la inteligencia superior que nos guia.
Buen camino de vuelta a la casa madre ;)
Gracias por esta profunda y bella reflexión.
Un abrazo cálido
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