Estoy leyendo otra vez el fantástico libro de Verena Schmid "El dolor del parto", matrona italiana de amplia trayectoria.
El libro profundiza sobre el dolor en su componente neurológico, espiritual, psicológico, emocional, cultural.
Y habla acerca de los miedos...
De cómo el miedo "ralentiza y bloquea el parto en la fase de dilatación o lo acelera mediante el reflejo de ejección del feto durante el expulsivo" cumpliendo de esta forma una función de protección frente a los miedos "físicos" durante nuestra historia humana, favoreciendo la huida.
Explica como hay miedos ancestrales, compartidos por todas las mujeres de todas las culturas, relacionados con la incógnita, el miedo a la muerte, a perderse, al abandono, a la nada, miedo a la vida y al sufrimiento, miedo a la separación.
Hay otros miedos, los llamados ontogénicos, que están relacionados con la experiencia, con miedos generados por experiencias pasadas vividas como traumáticas, o de relatos negativos y de condicionamientos ambientales.
En este caso, tars estos miedos, a menudo "se esconde una pregunta más profunda una necesidad que no se puede expresar"
Así..
-"Detrás del miedo a la perdida de la integridad personal y corpórea puede encontrarse el miedo a las lesiones(episiotomia, desgarros, puntos), a nuevas sensaciones, a la transformación del propio cuerpo, el miedo a no ser aceptada por la pareja
- Detrás del miedo a las malformaciones del feto puede esconderse el miedo a la realidad del bebé, pavor a las nuevas responsabilidades, miedo a los cambios en la propia vida, a la dependencia, a la relación...
- Detrás del miedo a "no ser buena" a no "sentirse adecuada" se puede esconder el miedo a ser mujer, a la energía sexual, al cuerpo, a las emociones, falta de capacidad para compartir
- Detrás del miedo a "lo que me harán" y el dolor puede encontrarse una necesidad de respeto, de conocer los protocolos hospitalarios, necesidad de intimidad de ayuda, de motivación."
El mirar directamente a los miedos, expresarlos, hablar de ellos, es un primer paso, una forma de que pierdan intensidad y adquieran un tamaño más real.
En los talleres nos permitimos airear nuestros miedos, nos vamos de "safari", a cazar tigres, miedos que en el siglo XXI no son tigres físicos, sino más bien psicológicos, emocionales.
Activando la imagen de la mujer guerrera que se centra en sus recursos y estrategias durante el parto podemos afrontar nuestros miedos, identificarlos y redimensionarlos... incluso pueden desaparecer.
Y este trabajo no sólo es para las mujeres embarazadas, las personas que acompañan un parto, matronas, padres, doulas, sienten ese miedo y necesitan también mirarlo de frente, para evitar contagiarlo o reaccionar de forma inadecuada en el mismo. Cuanto de las modernas prácticas y de las intervenciones no calman el miedo de los profesionales y acompañantes ante la tremenda fuerza y poder de una mujer dando a luz?
Un abrazo, esperando los brotes de primavera...
Isa
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