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¿Qué es el Puerperio?

Según la RAE el puerperio se define como el Periodo que trascurre desde el parto hasta que la mujer vuelve al estado ordinario anterior a la gestación. La definición médica nos cuenta que es el periodo que comprende desde el final del parto hasta la normalización de los cambios fisiológicos producidos durante el embarazo.

¿¿Alguna vez volveremos al estado “ordinario” anterior a tener a nuestro hijo?? ¿Realmente los cambios producidos sólo son fisiológicos o algo cambia en nuestro ser, en nuestra alma, cuando somos madres? ¿El puerperio termina realmente a los famosos 40 días?

Te propongo olvidarnos del tiempo físico, acercarnos al tiempo emocional donde nos encontramos mamá-bebé, rechazar la invitación a volver a ningún estado ordinario y adentrarnos en este periodo fusión madre-hijo, cuya duración hay que descubrir y valorar de nuevo, compartir nuestros miedos, nuestras aventuras y descubrimientos.

FELIZ INMERSIÓN!

miércoles, 29 de junio de 2011

Miedo al dolor en el parto

Hola!!

Hoy explorando este tema, el miedo al dolor.

Es un miedo arraigado, no es específico del parto, pero con la mala información e imágenes sobre el parto que posiblemente hayamos recibido antes de embarcarnos en la aventura de los hijos (mujeres gritando, sangre, médicos haciendo cosas, que me pongan la epiduraaaal, hospital, etc) no es raro que aflore con especial intensidad conforme se va acercando el día... Que no me duela... como si el parto sólo fuera dolor, como si el dolor físico fuera lo único que produce sufrimiento, como si después de parir no aparecieran más dolores...

Ya desde pequeñitos nos acostumbramos a que cuando duele hay que poner medicina, a tratar de evitarlo y empezamos el camino de dejar de escuchar el mensaje del cuerpo, que habla así, sin palabras, con sensaciones. El dolor siempre trae un mensaje, que hay algo que está pasando, que necesitamos atender, hay una acción pendiente a realizar. Y matamos al mensajero, con una pastillita o algo más fuerte, sin que pueda entregar el mensaje, sin darnos un tiempo de escuchar y aprender de lo que nuestro cuerpo tiene que decir.

Y nos asusta tanto la palabra DOLOR, que la hemos cristalizado, "algo malo malo", ni siquiera nos permitimos observar que el dolor es sensación cambiante, aguda o grave, con matices con altibajos, y además de no permitirnos descubrir cómo es ese dolor, esa sensación, le añadimos un montón de pensamientos que lo hacen más grande, más pesado,insoportable!! - no puedo más, es horrible, que mal, cómo me duele, no lo aguanto- eso es sufrimiento, ese extra de nuestra cosecha que añadimos de más al dolor.

Resulta que en el parto el dolor es fisiológico, no indica enfermedad ni que algo vaya mal, es amigo, nos avisa de qué posiciones son mejores para nosotras, cuando viene una contracción, y además desencadena una cascada hormonal que ayuda al progreso de parto- secrección de oxitocina y estimulación de endorfinas-

Y el parto no es sólo dolor, es un montón de sensaciones, a veces este miedo al dolor esconde otros miedos no nombrados, miedos a la falta de control, a las intervenciones, miedo a caminar por lugares oscuros y que nos aterran, y detrás hay enterradas un montón de creencias y acuerdos, muy mediados por la cultura. También existe la posibilidad de tener un parto sin dolor, incluso un parto orgásmico, como han experimentado muchas mujeres.

La epidural cumple una falsa promesa de parto sin dolor ya que no puede ponerse antes de que la dilatación esté avanzada, por lo que ha tenido que haber contracciones iniciales, y es esa primera etapa de parto, cuando todavía no han comenzado las hormonas a jugar su papel compensatorio, a veces la más dura de afrontar por las mujeres. Cuando el parto está avanzado y las enforfinas están circulando, la madre está en otro planeta, como dice Michel Odent la naturaleza le hace un favor desconectando la parte cortical y llevando a la madre a un estado especial que la permite hacer el trabajo de dilatación, de apertura, de separación del hijo.

Y con la epidural puede ser que nos ahorremos parte de los dolores previos al parto, pero nos pueden aparecer otros específicos después... por la administración de la anestesia, por la episiotomía en caso de uso de forceps o ventosa, con el plus que no hemos tenido el baño endorfínico que nos prepara para la vinculación, para la experiencia global de dar a luz.

Lo cual no quiere decir que le demos la espalda a los avances, están ahí, para cuando no podamos más, cuando de forma compasiva necesitemos una ayuda, para cuando sea necesario. Es interesante ser conscientes de lo que se mueve internamente, de nuestro diálogo interior.

Me gusta mucho la imagen del diente. A los niños se les caen los dientes sobre los 5 años, les duele, y no les ponemos anestesia ni les damos pastillas, es algo fisiológico y normal. Pero si llevamos a un niño al dentista y hay que sacarle un diente no queremos que le duela de forma gratuita, no es algo fisiológico, así que se les pone anestesia para evitar el dolor en la intervención.

Así creo podría ser en un parto, en la maternidad, en la vida. Un dejarnos y confiar en lo fisiológico, lo corporal, lo natural, tratando de interferir lo menos posible, que el delicado ajuste hormonal, corporal pueda desplegarse con las mínimas interferencias y abrirnos a una experiencia intensa y que forma parte de la vida de las mujeres desde hace muuuchos años.

El dolor está ahí, por ser humanos sentimos dolor y placer, alegría y tristeza, no hay un polo sin otro, necesitamos transitar y abrirnos al dolor cuando aparece para poder transformarlo en algo diferente. Necesitamos no añadirle sufrimiento ni pensamientos o emociones extras y hacerlo más grande de lo que es.

Un abrazo veraniego
Isa

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